Mounib

Mi intención es contar esta historia equilibradamente por lo que a los dos principales protagonistas se refiere. La dificultad obvia es que uno de ellos está muerto: Abderrazak Mounib. Los primeros amigos y vecinos del barrio con los que hablé resaltaron siempre la tenacidad con la que Mounib llamaba a las puertas de las instituciones y medios de comunicación. La correspondencia escrita fue, según me cuenta el propio Tommouhi, su principal medio.

Esa correspondencia debía cubrir en cierta medida su ausencia. Era la forma de recuperar su voz, más allá de lo que sobre su vida, hábitos y declaraciones hay en el sumario. No encuentro esas cartas. Una sola, de momento, dirigida al cónsul de Marruecos en la primavera de 1992 para reclamarle que se ocupara de su caso.

La familia no solía recibirlas, pues se comunicaban a través de las visitas a la cárcel, según me contó su hijo. Alguno de los destinatarios confiesa no encontrarlas. Otros no viven ya en Barcelona. Me resta preguntar a las instituciones, pero dudo de que alguien haya conservado algo.

Quede constancia al menos aquí de la lista de destinatarios (I y II) que en cierto momento manejó:

Estos dos, en el reverso del folio.

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