No todo dependió del convencimiento, puramente subjetivo, de las víctimas. En algunos casos, hubo que echarles una mano para que dijesen lo que no estaban diciendo. La mano del que transcribía, y daba fe, de la declaración, por ejemplo. Este del Juzgado número 4 de Gavà es puro contorsionismo lingüístico. Otro de esos ejemplos que de no ser por la posibilidad de enlazar el documento, el lector tendría derecho a desconfiar de la literalidad de lo que transcribe el periodista. Dice, literalmente, esto:
Comparece E, (…) la cual [manifiesta]:
«Es su voluntad no reclamar en cuanto a responsabilidades civiles siendo su voluntad olvidar los hechos y no ser molestada por ello en lo sucesivo.
Preguntada acerca de las dos ruedas que nos constan en este momento en los autos, si quiera [sic] la segunda sea por vía extraoficial manifiesta, que en ninguna de las dos estaba segura de su reconocimiento y que dijo en el momento de hacerlas, en ambas que fue una primera impresión la que le llevó a identificar al autor de los hechos, y que una primera impresión contará en algo, aunque nunca estuve segura. Que reconoce en la rueda formada en el Juzgado de Terrassa lo único que dijo es lo que en el acta.
Leída la manifestación de la testigo en el acta de reconocimiento celebrada ante el Juzgado núm. 14 instrucciones de Guardia de Barcelona, donde se expresa: «Que reconoce sin duda al núm. 1 como el inculpado» manifiesta que en ninguna de las dos ruedas por ella celebrada manifestó estar segura del reconocimiento. Leída la copia del acta de Terrassa manifiesta que se ratifica literalmente en su contenido.»
El Juez, tras esta declaración, considerando «digno de imputación» a Ahmed Tommouhi, dictó auto de procesamiento y prisión provisional un mes después. La razón: «La víctima del delito se ratificó a presencia de este Juez Instructor en cuanto a ambas ruedas».
El pasado 8 de enero fui a ver al juez a su despacho. Tenía la cabeza y la frente muy ancha y los hombros estrechos, algo encorbados, lo que le daba un aire abrumado. Llevaba la americana abotonada. Al ver el auto, comentó que desde luego con esas contradicciones, recordaba que lo había dejado en libertad condicional, como mínimo. El Juez Instructor recordaba exactamente lo inverso de lo que ocurrió, en todo. Pero más importante que la comprensible mala memoria, es que fuera incapaz de ver en un texto así, el desorden moral de las actuaciones. Que esta sintaxis no le sublevara.
La chica tuvo que esperar hasta el día del juicio oral para deshacer el malentendido. Aclaró que nunca había dicho estar segura de nada, sino que lo había señalado por
«ser de raza árabe y constitución anatómica parecida a la de su agresor, pero sin estar segura de que se trate de la misma persona».
Ahmed Tommouhi fue absuelto por esta causa de Gavà el 9 de septiembre de 1993, por la sección 10ª de la Audiencia de Barcelona.